Una de las cosas que más disfruto del julio en la campiña francesa son las juntadas con amigos y los eventos que aparecen como pequeñas celebraciones de verano.
Acá, a diferencia de ciudades como París o Londres, no hay una lista interminable de actividades ni planes para cada día. Pero lo que sucede es muy valioso: las pocas cosas que hay reúnen a todos en el pueblo, y los pueblos cercanos. Nadie se pierde una fête en el campo.
Uno de los días más lindos fue cuando visitamos la casa de unos amigos que habían organizado un encuentro de dos jornadas. El plan era aprender a cocinar pan con lo que nos ofrecía la estación: los frutos del jardín y de los campos cercanos, y aprender ademas teñido natural sobre telas, utilizando esos mismos materiales.
Este es el pueblo al que fuimos a recolectar las hierbas y hojas para teñir y cocinar.
Nuestra profesora vecina recolectando romero
Una de las cosas que mas me gustan son las parras de uva en la calle para hacer sombra.
Fueron jornadas intensivas y hermosas: cocinábamos, teñíamos, compartíamos comidas largas y descansábamos . Me encanta la idea de repensar como cocinar, y que cosas podemos comer (como las hojas y semillas de tilo) que jamas me hubiera imaginado.
Manteca con sal ,decorada con flores y hojas comestibles, era un sabor que jamas habia probado.
Lo que más me conmueve de la vida en el campo: la abundancia no está en la cantidad de planes, sino en la profundidad de los encuentros.
Teñimos algodon con hojas de higo, romero y nueces.
Cocinamos pan
Hicimos caras en el pan y manitos
Y por ultimo cocinamos esta focaccia deliciosa con flores comestibles del jardin
Juntamos los tomates con una salsa de tilo riquisima.
Pickles de semilla de tilo, alguna vez escuchaste hablar de eso? Yo tampoco, eran riquisimos!
En muy comun ver en las casas manteles, y servilletas bordadas antiguas.
A veces todo parece sacado de un cuento!